Era una época dura para Carl ya que estaba solo en medio de
una guerra que duraría años y años. Con
25 años y un futuro por delante
sin sueños, con su inocencia corrompida gracias a la Segunda Guerra
Mundial. A pesar de todo el sólo era otra víctima. Estaba lleno de odio desde
que habían asesinado cruelmente a sus padres pero no podía a hacer nada para
saciar su deseo de venganza ya que ideas
estúpidas terminan con resultados estúpidos. Pero al ver como su ciudad se
alejaba más de la paz decidió ir hablar con un gran grupo de prisioneros para
que escaparan, pero ellos estaban horrorizados por las torturas que podían
llegar a hacerles. Pero Carl no lo soporto más al ver sus caras esperando un
gran momento aunque más bien esperaban
un gran lamento. Se habían olvidado de
los derechos humanos. Carl les contó sobre un túnel por lo cual podían decidir ser libres o
esclavos. El camino era difícil pero Carl daría todo por ser recordado en los
corazones de los humildes, los leales,
los honestos. Su gran lamento sería fallarles
a los prisioneros y que volviesen
al abismo en el que habían permanecido durante años, eso no era vida, Carl
quería darles vida. Una vez que todo estuvo listo el gran día los esperaba. Sabían que si fallaban sería el
fin y no estaban dispuestos a fallar. Una vez fuera de la madriguera tenían que
ser sigilosos hasta llegar a las cloacas de la ciudad. Carl los llevó hasta el
puerto, pero un soldado lo vio y le disparó en la pierna. Él continuó mientras
escuchaba las balas en la oreja, no alcanzó al grupo, pero no le importó, sabía que era tarde así
que decidió distraer al soldado, pero éste ya había dado alarma y los
prisioneros no podían arrancar la lancha
porque tenían que activar el botón de carga. Carl lo activo, los refugiados se
salvaron. Volvió para las cloacas pensó
que había más víctimas que él y decidió
darles un gran momento hasta que se acabe el
gran lamento.
Lucas
lazarte.